domingo, 29 de junio de 2014

MI CASA ES TU CASA - ¡FELIZ DÍA DEL ALBAÑIL!


Mi casa es tu casa
Por Enrique Arteaga Sustaita

 Desde la más lujosa mansión, hasta la más humilde de las viviendas, nuestra casa es quizás el bien material más amado por nosotros. Por muy humilde que sea, es el lugar en donde quisiéramos estar por siempre: después de un día fatigoso, de una dura jornada de trabajo; después de un largo día de diversión o harto de vacacionar, etc. Es el lugar en donde te sientes más seguro, tranquilo, a resguardo del inclemente sol o de las gélidas temperaturas. Es el continente de nuestro hogar, donde pasamos alegrías y quizás tristezas, al lado de nuestros seres más queridos: nuestra amada familia –incluso en la soledad. Es un bien tan valorado que no dudamos en ofrecerlo a nuestros amigos como lo mejor que tenemos para compartir y así lo hacemos. Hasta el infortunado paciente desahuciado prefiere pasar sus últimos momentos en la tibieza del sagrado recinto en vez de las frías paredes de un ultramoderno hospital… Pero… hay alguien que sin conocernos, puso todo su amor, esfuerzo y empeño en procurar que nuestra morada quedara perfectamente bien construida –y bonita: Él y sus colegas todo lo hacen con amor: desde las zanjas que abren para el “renchido”, base para los cimientos, el armado de los “castillos”, “alma de acero” de las columnas y trabes que sostendrán firmemente muros, paredes y la pesada loza del techo; las proporciones exactas de sus mezclas, la celosa observancia de la gota del nivel y el perfecto alineamiento de los bloques y ladrillos al fiel del hilo, la milimétrica exactitud de los cortes de la cerámica para que cuadren perfectamente al sitio caprichoso del marco de una puerta; el perfecto perfilado de los enjarres y del yeso, etc. Todo esto bajo la supervisión de un profesional de la construcción o per se, porque a fuerza de años en el oficio, conocen a la perfección el teje y maneje del mismo, a tal grado que ingenieros civiles bisoños, a su vez, aprenden mucho de estos valiosos trabajadores de la construcción: los albañiles.

Al albañil no lo mueve ni lauros ni gloria. Su satisfacción ya la obtuvo en el amor que puso en su trabajo diario. Su orgullo es llevar, el “día de raya”, el bendito sustento para su esposa e hijos: su familia. Sin embargo se guarda muy propio para él, quizás a veces compartido con su familia o algún amigo, el genuino orgullo de haber sido partícipe de la construcción de un enorme edificio o de la más modesta casita. ¡Gracias hermano! ¡Feliz Día de los Trabajadores de la Construcción! ¡Feliz Día del Albañil! ¡Salud!