¡A VER SI ME ALCANZA!
Por Enrique Arteaga Sustaita.
En un tiempo trabajé de vendedor de autos en una agencia de
prestigio, aquí en Chihuahua. Nos platicó el Gerente de ventas una anécdota:
“Una vez apareció por aquí un campesino de guaraches y anduvo husmeando por los
exteriores de la agencia en donde teníamos en exhibición los camiones de carga.
Los vendedores no hacían caso de sus preguntas o a regañadientes contestaban a
alguna de ellas y se retiraban”. Para el viejo zorro de ventas la actitud de
aquella persona atrajo su atención; le atendió, más por cortesía que por
cualquiera otra cosa. Ya en la oficina, pensando el gerente que ya la broma
había ido demasiado lejos al asegurar el campesino que quería comprar el camión
de contado, grande fue su sorpresa al vaciar el campesino, sobre el escritorio,
de una bolsa de ixtle que en aquellos años se conocía como “red” y en la que
nadie antes había reparado, infinidad de fajos de billetes de diversas
denominaciones al tiempo que decía: “¡A ver si me alcanza!”. Por supuesto que
compró el camión, que le tuvieron que llevar hasta su ranchito. ¡Caras vemos!..