El Novio de la Muerte
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El novio de la muerte era primitivamente un cuplé
cantado por Lola Montes con letra de Fidel Prado y música de Juan Costa Casals
(1882-1942). Se interpretó por primera vez el 20 de julio de 1921 en el Teatro
Vital de Málaga. El 30 y 31 de julio de 1921 se interpretó en el teatro Kursaal
de Melilla, con gran éxito. Dado que su letra exaltaba el espíritu militar y
legionario, fue adaptada por la legión española que la interpreta con ritmo
solemne en determinadas ocasiones, una de ellas es el traslado del Cristo de la
Buena Muerte en la Semana Santa de Málaga.
La letra se basa en un suceso real que tuvo lugar
el 7 de enero de 1921 en Beni Hassán. En el transcurso de una acción militar
durante la Guerra del Rif, falleció como consecuencia de heridas de guerra el
cabo de la primera bandera de la legión Baltasar Queija de la Vega. En su
bolsillo se encontraron al parecer unos versos que acababa de escribir,
emocionado por la reciente muerte de su novia. Poco antes había expresado a sus
compañeros el deseo de reunirse prontamente con ella en la otra vida. Esta
historia fue recogida por el fundador de la legión española, Millan Astray, en
su libro La Legión... Al Tercio, sin embargo dado lo novelesco del suceso y la
falta de datos sobre la actividad poética de Baltasar Queija de la Vega,
algunos historiadores la han calificado como leyenda.
En el año 1952, Emilio Ángel García Ruiz, director
de la banda de música del Tercio, la adaptó para interpretarla como música de
procesión.
"El Novio de la Muerte"
Letra: Fidel Prado; Música: Juan Costa Casals
Nadie en el Tercio sabía
quien era aquel legionario
tan audaz y temerario
que a la Legión se alistó.
Nadie sabía su historia,
más la Legión suponía
que un gran dolor le mordía
como un lobo, el corazón.
Más si alguno quien era le preguntaba
con dolor y rudeza le contestaba:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando más rudo era el fuego
y la pelea más fiera
defendiendo su Bandera
el legionario avanzó.
Y sin temer al empuje
del enemigo exaltado,
supo morir como un bravo
y la enseña rescató.
Y al regar con su sangre la tierra ardiente,
murmuró el legionario con voz doliente:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando, al fin le recogieron,
entre su pecho encontraron
una carta y un retrato
de una divina mujer.
Y aquella carta decía:
"...si algún día Dios te llama
para mi un puesto reclama
que a buscarte pronto iré".
Y en el último beso que le enviaba
su postrer despedida le consagraba.
Por ir a tu lado a verte
mi más leal compañera,
me hice novio de la muerte,
la estreché con lazo fuerte
y su amor fue mi ¡Bandera!
Nadie en el Tercio sabía
quien era aquel legionario
tan audaz y temerario
que a la Legión se alistó.
Nadie sabía su historia,
más la Legión suponía
que un gran dolor le mordía
como un lobo, el corazón.
Más si alguno quien era le preguntaba
con dolor y rudeza le contestaba:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando más rudo era el fuego
y la pelea más fiera
defendiendo su Bandera
el legionario avanzó.
Y sin temer al empuje
del enemigo exaltado,
supo morir como un bravo
y la enseña rescató.
Y al regar con su sangre la tierra ardiente,
murmuró el legionario con voz doliente:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando, al fin le recogieron,
entre su pecho encontraron
una carta y un retrato
de una divina mujer.
Y aquella carta decía:
"...si algún día Dios te llama
para mi un puesto reclama
que a buscarte pronto iré".
Y en el último beso que le enviaba
su postrer despedida le consagraba.
Por ir a tu lado a verte
mi más leal compañera,
me hice novio de la muerte,
la estreché con lazo fuerte
y su amor fue mi ¡Bandera!
CRISTO DE LA BUENA MUERTE