martes, 25 de marzo de 2014

LAS OCAS DE FILIPPO BALDUCCI POR GIOVANNI BOCCACCIO - DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Día Internacional de la mujer
Las Ocas de Filippo Balducci
Por Giovanni Boccaccio
Sinopsis por Enrique Arteaga Sustaita

Tanto quería Filippo Balducci a su mujer que cuando ésta murió, decidió alejarse de la vida mundana y consagrar su vida al servicio de Dios. La mujer, al morir, dejó a Balducci un niño concebido de él de alrededor de 2 años de edad.

Por amor a Dios,  Balducci regaló todos sus bienes y sin demora se fue a lo alto del Monte Sinerio en donde, en una celda, en compañía de su hijo, se dedicó a la vida espiritual, orando y viviendo de limosnas y ayunos.

Balducci se guardaba de mencionar la vida mundana a su hijo, de cosas temporales que pudieran apartarlo del servicio de Dios, procurando siempre hablarle de la gloria de la vida eterna, de Dios y de los santos.

El tiempo pasó y el niño se convirtió en un mozo fuerte de 18 años; y viendo éste que su padre ya era viejo, le propuso acompañarlo a la ciudad de Florencia en uno de sus viajes que ocasionalmente hacía para recoger las limosnas de los amigos de Dios. El muchacho aducía que su padre cada vez tenía menos fuerzas para bajar a la ciudad a arreglar sus asuntos y que ahora él debía desempeñar esos trabajos. Filippo accedió a las pretensiones de su hijo, pensando que el muchacho estaba tan habituado a las cosas de Dios que difícilmente podrían atraerlo las cosas del mundo.

El joven mozo quedó maravillado al entrar a la ciudad y ver con asombro tantas cosas que para él prácticamente eran desconocidas: casas, iglesias, edificios y en general todas las cosas que había en la ciudad y más porque su padre a todo cuestionamiento, explicaba de la mejor manera, dejándolo muy contento y conforme, pero…

Tocó la suerte que se toparon con un grupo de bellas muchachas jóvenes, muy bien adornadas, ya que venían de una fiesta de bodas. El joven mozo quedó asombrado de ver aquellos seres tan hermosos por lo que preguntó a su padre qué cosa eran. El padre contestó: -Hijo mío, baja la vista, no las mires, que son cosa mala. Dijo entonces el hijo: -Pero ¿cómo se llaman? El padre, por no despertar en el concupiscente apetito del joven ningún proclive deseo menos que conveniente, no quiso nombrarlas por su propio nombre, es decir, «mujeres», sino que dijo: -Se llaman ocas.

Maravillado de aquellos seres tan hermosos, al joven mozo poco le importó lo recién conocido: edificios, palacios, etc. Ya no le preocupó ni caballos ni asnos ni dinero, por lo que súbitamente exclamó: ¡"Al diablo todo"* padre, yo quiero una oca, yo quiero una oca! (...).

* No es parte del texto original

Nota.- Con mi más profundo respeto a la mujer, este pequeño cuento de Giovanni Boccaccio en homenaje a ellas en el Día Internacional de la Mujer.

Enrique Arteaga Sustaita

Dí Internacional de la mujer 2

Las mujeres son el alma de la vida,
la caricia más perfecta, son el aire.
Las mujeres son la luz del medio día.
La razón de que este mundo no se acabe.
Reyli Barba


Fuentes (Seleccionar y hacer clic sobre cada tema):
GIOVANNI BOCCACCIO
EL DECAMERÓN
EL DECAMERÓN 2
DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
REYLI BARBA






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