sábado, 28 de diciembre de 2019

¡FELIZ, MUY FELIZ NAVIDAD!


¡Feliz, muy Feliz Navidad!
Por Enrique Arteaga Sustaita

Esta Navidad me encuentra particularmente feliz… Iré al principio: Hace alrededor de 4 semanas vino a tocar a mi casa uno de mis vecinos de al lado, venía a solicitar ayuda pues en su inconsciencia (adolece  ligeramente de discapacidad intelectual) no sabía qué le pasaba a su hermano que al parecer se había desmayado; acudí rápido y encontré al vecino, de 50 años de edad, desvanecido y con convulsiones; supuse que se había caído de la bicicleta (raro porque es el interior de la casa, en el cuarto de lavado) ya que tenía medio vehículo encima de él, supuse también que se había golpeado la cabeza, pero no presentaba sangrado; también noté que no presentaba dificultad al respirar- Detrás de mi venía mi esposa  y le pedí se hiciera cargo mientras yo  llamaba al 911… Expuse la urgencia del caso y la persona que me atendió me dijo que me iba a enviar unos agentes de policía previo a la ambulancia… casi alterado le mencioné que no necesitaba a la policía, que lo que urgía era la ambulancia… Regresé al lado del vecino y  ya mi esposa había colocado una toalla debajo de la cara del paciente pues estaba en contacto con el piso frío… Conociendo como se las gastan en el 911 pedí a mi esposa volviera a llamar para que vieran que no era llamada falsa… En un momento el paciente medio abrió los ojos y noté cierta conciencia y extrañeza en su mirada para inmediatamente volver a caer en la inconsciencia, seguido de convulsiones… Al notar esto, me dediqué a tranquilizarlo con palabras diciéndole que ya venía la ayuda en camino… Cosa rara, aunque se tardó la ambulancia, llegó como en 15 minutos y ya se hicieron cargo… Casi inmediatamente llegó la hija del paciente que ya venía del trabajo y llegó corriendo pues desde lejos vio la ambulancia y venía asustada y peor cuando vio que ya llevaban a su papá en la camilla, brevemente  le explicamos lo sucedido y ya acompañó a su papá en la ambulancia rumbo al IMSS…  Hoy mi vecino está de regreso en casa, sano y salvo, después de una cirugía en el cerebro para extirparle un pequeño coagulo tumorcillo. Ahora mi vecino se desvive en agradecimientos hacia mi esposa y a mí, por la ayuda, pero yo le digo: Mejor demos gracias a Dios que nos puso en el camino de poder ayudar, de poder servir… ¡Feliz, muy feliz Navidad! 

Enrique Arteaga Sustaita.



sábado, 6 de abril de 2019

CARTA A ALBERTO CORTEZ


Alberto:

Tendrás por siempre mi admiración, mi gratitud y mi respeto, no solo por el legado que nos dejas con la totalidad de tu obra, sino por el tema que me dedicaste especialmente a mí y conmigo a una buena parte de la humanidad,  a los que nos queda como traje a la medida su temática (y todos creemos que nos dedicaste el tema personalmente a cada quien – y así es). El eje central de tu tema, bien que lo supiste siempre, es el amor y alrededor de él tejiste las verdaderas cosas importantes de la vida, que como están las cosas ahora – y siempre- se antojan de locura al juicio de la cordura, o de quienes se presumen cuerdos. “Castillos en el Aire” es un himno a la vida, es una bandera de amor y libertad, es una nave navegando contracorriente en el caos de la, ahora si, irracionalidad... El navegar  por la vida como loco no es postura, ni manera de ser, es una visión de la vida que, bendito Dios, se nos otorgó, como don,  a algunos cuantos locos o soñadores (es nuestra etiqueta)... claro que el compromiso de gratitud con el Señor de los Dones es esparcir y compartir las bondades del amor y tú, Alberto, bendito, puedes ir tranquilo al “país de los sueños” satisfecho de haber multiplicado los talentos que el Señor te confió... ¡Gracias, Alberto!

Enrique Arteaga Sustaita.


Castillos En El Aire

Alberto Cortez

"Quiso volar igual que las gaviotas,
libre en el aire, como el aire libre
y los demás dijeron, “¡pobre idiota,
no sabe que volar es imposible!".

Mas él alzó los sueños hacia el cielo
y poco a poco, fue ganando altura
y los demás, quedaron en el suelo
guardando la cordura.

Y construyó, castillos en aire
a pleno sol, con nubes de algodón,
en un lugar, a donde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y construyó ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocó al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.

En los demás, al verlo tan dichoso,
cundió la alarma, se dictaron normas,
-No vaya a ser que fuera contagioso-
tratar de ser feliz de aquella forma.

La conclusión, es clara y contundente,
lo condenaron por su chifladura
a convivir de nuevo con la gente,
vestido de cordura.

Por construir castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y por abrir ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocar al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.

Acaba aquí la historia del idiota
que por el aire, como el aire libre,
quiso volar igual que las gaviotas...,
pero eso es imposible..., ¿o no?...

Larai la la...








domingo, 31 de marzo de 2019

UN AMIGO ALBAÑIL...


Un amigo albañil me platicó que un amigo de él lo buscó para que le hiciera una barda... El dueño del predio le comentó que ya había visto algunos presupuestos pero que pensó en él para que le hiciera la barda y a la vez "echarle la mano" - en el sentido de que de momento mi amigo no tenía empleo... Dice mi amigo el albañil que el dueño del predio pretendía pagarle menos de los presupuestos que ya le habían hecho... Entonces mi amigo el albañil le dijo: "Vamos a ver, vamos a establecer las cosas: ¿Me quieres echar la mano, o quieres que yo te la eche a ti?... porque si me quieres echar la mano, entonces págame una cantidad mayor que los otros presupuestos que te hicieron... si no quieres echarme la mano, ni que yo te la eche a ti, entonces págame lo mismo que los otros presupuestos... Ahora, si quieres que yo te eche la mano a ti, a lo mejor te puedo considerar y cobrarte menos, pero tendrías que aceptar que soy yo quien te está echando la mano a ti y no tú a mí, como me la quieres hacer creer". Al parecer, así como me lo platicó mi amigo, entre ellos se tenían mucha confianza para decirse sus verdades. Yo pensé para mi: "Con el pretexto de ayudarte, algunos "amigos" abusan de ti, de tu trabajo, porque a ti te da más pena que a tu abusador y no sabes decir que no". ¡Que dura es la vida, amigos, jajaja.... salud!

Enrique Arteaga Sustaita

1 Timoteo 5:18 “Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.”



miércoles, 27 de febrero de 2019

¡MÉXICO, BENDITO NOMBRE! - POEMA


¡México, Bendito Nombre!

¡Qué patria tan suave, qué tierra tan buena! Si al pensar nomás que soy mexicano me hierve la sangre que llevo en las venas.
México: Yo no puedo decirte lo que otros poetas que te han ensalzado con frases muy bellas. Lo mío, lo mío es más humilde porque no se métrica; pero estas palabras que te estoy diciendo no podría medirlas ni aunque yo quisiera. ¡México, te quiero mucho! ¡México, bendito seas!
Cuando llegue el día en que yo me muera y por mala suerte quede en otra tierra: ¡tráiganme a mi México! ¡sea como sea! A esta linda patria de mujeres bellas: vestidas de chinas, tehuanas, rancheras, y charros apuestos ¡hombres “de a deveras”!
Yo quiero quedarme en esta mi tierra que tiene su cielo cuajado de estrellas, y un sol y una luna que ya la quisieran para un día domingo "por ahy” otras tierras.
Lo que no quisiera: que mi caja fuera de esas de madera; sino un buen zarape, de esos de Saltillo, que mi cuerpo envuelva... y así, por encima, casi a flor de tierra, mis restos los dejan pa´ seguir sintiendo el calor ardiente del sol de mi tierra.
¡México, te quiero mucho! ¡México, bendito seas!

Cuco Sánchez





jueves, 31 de enero de 2019

EL FANTASMA DE LA COLONIA INDUSTRIAL, CHIHUAHUA


El Fantasma de la Col. Industrial
Por Enrique Arteaga Sustaita

¡Qué bella época, aquella de mediados de los 60as., cuando estudiábamos la secundaria! ¡Cuántas vivencias y nostalgias! ¡cuántos recuerdos acuden hoy a mi mente!... ¡aún saboreo la esencia de la vida de aquellos tiempos! En razón a nuestro deseo de seguir estudiando y ante ninguna otra posibilidad de lograrlo en virtud de ya estar trabajando siendo aún chavalones, muchos optábamos por inscribirnos en alguna de las aún pocas escuelas secundarias nocturnas que el gobierno había habilitado para dar posibilidad de estudio a este grupo laboral de gente. Fue en la Secundaria 6, en mi Chihuahua querido (calles Independencia y Ramírez, a un costado del hoy Parque Revolución) en donde coincidí con muchos otros jóvenes entusiastas con grandes deseos de superación, con algunos de los cuales logramos identificarnos y formamos nuestro propio grupo de amigos por siempre. Frecuentemente nos reuníamos, este grupo, dizque a estudiar en uno de los salones de la CTM (Juárez y Vicente Guerrero) que Doña Nata, mamá de dos de nuestros compañeros:  Jesús y Alfredo Guerrero, nos facilitaba para el caso ya que ella tenía un puestecito de lonches y refrescos y que había logrado el permiso de instalarlo ahi a cambio de servir de ama de llaves del amplio local que ocupaba aquella legendaria central sindical obrera.  Sí nos reuníamos a estudiar, por lo regular en temporadas de exámenes, pero la mayoría de las reuniones eran principalmente para pachangueárnosla: departir, convivir, tocar guitarra, pistear (con mucha discreción, so pena de perder el privilegio del salón)... porque he de decir que en el grupo había de todo, en ciernes si se quiere: desde políticos, poetas, sabios, artistas y etc. ; eso sí, todos bohemios. Regularmente nos desvelábamos ahí en aquellas  inolvidables reuniones y había que regresar a casa a puro pincel (a pie) ya que todos eramos de infantería y los camiones urbanos dejaban de operar cerca de las 10 de la noche. Fue en una ocasión de éstas en que a nuestro amigo y compañero: el insigne declamador José Rafael “N” (sin apellido, para no quemarlo, ¡jajaja!) se le hizo tarde (ya de madrugada) para regresar a casa cuando, nos platica, tuvo la desdicha de encontrarse “cara a cara” con el temible “Fantasma de la Colonia Industrial. Continúa platicando Pepe: “Yo creo que ya iba yo predispuesto para que me pasara esto, pues de camino me fui pensando en puras tonterías de ésas... el caso es que al llegar y doblar la esquina de la privadita donde vivía quedé petrificado al ver aquella “abominable cosa” al fondo del callejón... quedarte tieso y sentir aquellas descargas de electricidad que te recorren repetidamente la columna desde el coxis hasta la base de la nuca... que se te ponga  la piel de gallina y los pelos de punta, acompañado todo con un terror intenso, es algo de lo que alguna vez escuché platicar, pero hasta que me pasó pude comprenderlo. No queriendo, tuve que mirar aquella cosa pues dentro de mi catatonia tuve un espacio de lucidez para tomar una determinación. Aquella cosa era una especie de bulto, mancha blancuzca, grisácea que parecía flotar en el viento y lo que incrementaba mi terror es que parecía que me llamaba: ¡Shiiiiit... shiiiiit!... De momento mi mente se volvió computadora y analicé los tiempos: aquella cosa se encontraba al fondo de la la callecita, la puerta de mi casa estaba aproximadamente a la mitad de camino entre el fantasma y el sitio en que estaba yo, de manera que haciendo un cálculo rápido pensé que si le ganaba el jalón podría alcanzar la puerta de mi casa... tomé la determinación de encaminarme despacito por si se me arrancaba el fantasma yo tendría chanza de escapar huyendo en sentido contrario... tonto de mí, no pensé que los fantasmas poseen habilidades mágicas y de querer atraparme el fantasma lo hubiera logrado fácil... también me asaltó la duda de que la puerta estuviera cerrada con llave... mi madre no cerraba la puerta con llave cuando sabía que todavía no llegaba yo, o aún faltaba alguno de mis hermanos, pero.... ¿qué tal si ahora lo hubiera olvidado y ya tuviera puesto el cerrojo?... Para tal caso, pensé, ya me cargó el payaso, o lo que es lo mismo: ¡ya me llevó la “#$%&gada! Cuando vi que ya llevaba la mitad de camino hacia la puerta y el fantasma no hizo por venir hacia mí, me armé de valor chapulinesco (de Chapulín Colorado), aceleré el paso y casi volando llegué hasta la puerta donde me pepené de la perilla de la chapa para no derrumbarme... al comprobar que la puerta no tenía llave me introduje rápidamente y ya armado de valor maternal, jajaja! pensé, entreabriendo la puerta para espiar a mis anchas al fantasma: ¡Ahora sí, asústame panteón!.. Amigos... ¡jajaja! ¡no se rían! El fantasma resultó ser el molinero, el dueño del molino que había al fondo de la calle y a donde las señoras llevaban su nixtamal a moler en aquellos años. El señor abría su negocito muy temprano y ese día andaba barriendo el frente del localito; para protegerse del frío de la madrugada, traía una especie de cobija encima y el “shiiiit, shiiiit” era el ruido que hacía la escoba al barrer”...  Anécdota real de un caso de fantasmas de los muchos que a algunas personas nos gusta escuchar... Saludos a toda aquella legión de valientes, jajaja!!!, amigos de la secundaria y de la inflancia y a quienes nos tocó vivir una de las más hermosas épocas en esta bendita tierra: ¡Chihuahua de mis amores! ¡Salud!

Enrique Arteaga Sustaita