VICTORIAS Y DERROTAS
Por Enrique Arteaga Sustaita
En el año 1968 La Estudiantina del Tecnológico de Chihuahua concursó –en México- exclusivamente en el terreno musical y aunque tenía muy poquitito tiempo de haberse conformado, hizo muy buen papel.
Al año siguiente, es decir 1969, por ahí del mes de septiembre, hubo un nuevo concurso en donde aparte del desempeño musical de los concursantes, también serían calificados de acuerdo a sus conocimientos en un nivel académico más o menos de secundaria y preparatoria y de cultura general.
Ya para esas fechas, La Estudiantina llevaba un año de ensayos y estaba como diríamos ahora "Bien Perrona", de manera que las calificaciones musicales siempre fueron las máximas y si La Estudiantina perdió ya se imaginarán por qué razón: a El Grupo de Sabios le tocó bailar con la más fea: El peso de la derrota recayó sobre ellos. Yo digo que ese día se conjugaron las cosas: Si bien La Estudiantina de Chihuahua estaba "Bien Perrona", también había otras muy buenas, me parece que la que nos ganó fue una que traía violines, a eso agrégale que cuando nos preguntaron ¿De qué otra manera se le conoce a la vitamina C?, contestamos que acido cítrico, en vez de ascórbico. Total que perdimos. Aunque hubo ciertos reclamos, medio en serio, medio en broma, a mí nunca me pudo la derrota porque yo sabía que los sabios habíamos hecho un gran esfuerzo y puesto nuestro máximo empeño.
En uno de los días previos, Peritos (Maestro Salvador Pérez Márquez) nos cayó -nunca lo hacía- en el cuarto dónde estábamos alojados Portillo y yo y no recuerdo si otros dos. Teníamos tapizadas las paredes de hojas llenas de posibles preguntas que nos harían, ya teníamos las respuestas, y ahí macheteábamos duro. Peritos entró, vio, murmuró algo y salió. Cuando perdimos yo sabía que, por ese detalle, Peritos no podría reclamarnos, después de eso yo nunca escuché al Profe volver a mencionar ese tema, pero…
Muchos años después, en el concierto de 1993, lo mencionó y adivinen qué amiguitos: Nos dio nuestro crédito, fue como si se hubiera saldado una cuenta pendiente, eso, por lo menos a mí, me llenó de mucha satisfacción y admiré más a ese hombre; los que lo conocimos en aquellos tiempos sabemos de su fuerte carácter, pero también de su gran nobleza.
Quiero terminar estas anécdotas con un tributo a las palabras del General Douglas MacArthur en la carta a su hijo, en donde dice:
(Señor): "Dame un hijo que sea orgulloso e inflexible en la derrota honrada y humilde y magnánimo en la victoria".
(Señor): "Dame un hijo que sea orgulloso e inflexible en la derrota honrada y humilde y magnánimo en la victoria".
Cuanta sensibilidad!!!! siguenos deleitando con tus narraciones.
ResponderEliminar¡Gracias amiga!
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