Amigos todos:
Los estoy formalmente invitando a dar un paseo a bordo de
mis inseparables elefantes alados. A diferencia de cualquier Roll Royce, Ford
Lobo (¿y la Cheyyenne Apá?), o ya de perdis unas Toyotas, que Uds. pudieran
tener, mis azules amigos y alados medios de transporte, no requieren de garages
donde sean resguardados de la codicia de los hombres, ellos pernoctan en las
cornisas y aleros de los tejados de mi covacha; gracias a esta costumbre que ellos
mismos adquirieron, mis noches son de lo más placenteras al no estar yo en la
constante zozobra de que alguien quiera hurtarlos. A propósito de noches
placenteras, aprovecho la ocasión para decirle a Arjona que le aclaro el
panorama y no hay Pingüinos en mi Cama, y eso que no duermo acompañado ¡jajaja!
Bueno pues empiezo por Horacio Ferrer quien en compañia de
Astor Piazzolla me compusieron esta hermosa balada en 1969, exacto, cuando
andábamos por Mexicalpán de las Tunas. Este par de argentinos al parecer ya se
las tostaban, no me consta, pero dando rienda suelta a su imaginación
compusieron este bello tema dedicado al amor y que tal parece que fuera escrito
especialmente para Miguelito. Les rogaría que a todos los temas que les
propongo, presten mucha atención a las letras; yo creo que para poder definir
tan bien a un loco, se requiere estarlo también. ¿Qué locos, no?
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En 1971 sale a la luz este otro tema que me retrata cual si
fuera yo el muso de John Lenon, presten mucha atención a la letra en el minuto 2:12 y otra vez en el minuto 3:16, ahí viene un secreto que
solo los locos sabemos, pero que los que no lo sean pueden conocerlo e incluso
adherirse al clan. ¡Rolón de miedo!
Este si que de plano ya no le despistó nada, Alberto Cortez
y también de plano me dedicó exprofeso este tema cual si fuera un traje a la
medida, aquí emplea unos adjetivos un poco fuertes, pero yo sé que lo dice en
broma porque entre locos, como entre bomberos, no nos andamos pisoteando la
manguera, o mejor dicho: “Perro no come perro”.
Si yo creyera en la reencarnación y si en mi pasada vida
hubiera sido mujer, sin duda alguna que hubiera sido el personaje en quien Joan
Manuel Serrat se inspiró para escribir tan bella canción. Así amamos los locos,
o por lo menos yo, ¡jajaja!
Pero toda moneda tiene su anverso y su reverso y para que un
loco haya escogido vivir de tal manera que a los que no lo están les es muy
difícil comprenderlos, necesariamente han (hemos) tenido la vivencia de haber
estado y conocido los estratos de otros mundos (no me pregunten como,¡jajaja!),
temas muy difíciles y pesados y que no a todos les es dado esa posibilidad,
¡benditos!.
De cualquier manera les recomiendo "El loco" de
Gibrán Jalil Gibrán, pero si se les hace
muy pesada la lectura, por lo menos lean
los capítulos El Loco, Los siete egos, Rostros y El astrónomo del mismo libro.
¡Salud!
Enrique Arteaga Sustaita.
Me preguntáis como me volví loco. Así sucedió:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de
un profundo sueño y descubrí que me habían robado todas mis máscaras -si; las
siete máscaras que yo mismo me había confeccionado, y que llevé en siete vidas
distintas-; corrí sin máscara por las calles atestadas de gente, gritando: -¡Ladrones!
¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!
Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme, varias
personas, llenas de espanto, corrieron a refugiarse en sus casas. Y cuando
llegué a la plaza del mercado, un joven, de pie en la azotea de su casa,
señalándome gritó: -Miren! ¡Es un loco! Alcé la cabeza para ver quién gritaba,
y por vez primera el sol besó mi desnudo rostro, y mi alma se inflamó de amor
al sol, y ya no quise tener máscaras. Y como si fuera presa de un trance,
grité: -¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis
máscaras!
Así fue que me convertí en un loco. Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad
de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden
esclavizan una parte de nuestro ser. Pero no dejéis que me enorgullezca
demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón encarcelado está a salvo de
otro ladrón.
Castillos en el aire
Alberto Cortez
Quiso volar igual que las gaviotas,
libre en el aire, por el aire libre
y los demás dijeron, ""¡pobre idiota,
no sabe que volar es imposible!"".
Mas él alzó sus sueños hacia el cielo
y poco a poco, fue ganando altura
y los demás, quedaron en el suelo
guardando la cordura.
Y construyó, castillos en aire
a pleno sol, con nubes de algodón,
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.
Y construyó ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocó al duende de las cosas
que tiene mucho que ver con el amor.
En los demás, al verlo tan dichoso,
cundió la alarma, se dictaron normas,
""No vaya a ser que fuera
contagioso...""
tratar de ser feliz de aquella forma.
La conclusión, es clara y contundente,
lo condenaron por su chifladura
a convivir de nuevo con la gente,
vestido de cordura.
Por construir castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.
Y por abrir ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocar al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.
Acaba aquí la historia del idiota
que por el aire, como el aire libre,
quiso volar igual que las gaviotas...,
pero eso es imposible..., ¿o no?...
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