miércoles, 27 de septiembre de 2017

¡ME VI RETRATADO!


¡ME VI RETRATADO!
Por Enrique Arteaga Sustaita

Hoy, haciendo un poco de tiempo mientras esperaba mi turno para trámites en unas oficinas del gobierno municipal, que por cierto todavía faltaba mucho para mi número de ficha, salí afuerita a tomar un poco de aire fresco. Observé entonces que un hombre joven, quizás no llegaba a los 30 años, débil visual, hacía intentos por cruzar la avenida, ayudándose un poco con su oído y supongo escasa visión. Presto me acerqué a él y tomándolo del brazo le dije que lo ayudaría a cruzar la calle; — Sí -me dijo- pero no me gusta que me toquen. — ¡Bueno! – le respondí y lo solté. Le dije que de cualquier manera lo iría cuidando para que cruzara la calle seguro, al tiempo que yo hacía señas a los automovilistas para que se detuvieran. Me quedé pensando que habemos gente sin discapacidades físicas que somos estúpidamente orgullosos y no aceptamos la ayuda de nadie; pensé también si la discapacidad de este joven le daría el derecho a ser así. Obviamente que la humildad debe persistir porque es un valor humano y sin embargo habemos gente que… así somos. ¡Perdón, por lo que me toca!