domingo, 30 de septiembre de 2018

PAN BLANCO, FRANCÉS, O COMO LO NOMBRES...


Pan blanco, francés, o como lo nombres...

Rico... al observar estas imágenes de pan blanco recordé que cuando yo era niño... —¡Uuuh!... — ¡Shhhhht, callen!, también había coyotes, jajaja... Volviendo al tema: ... en aquellos tiempos mi padre vendía y llevaba frutas y verduras a los ranchitos de los alrededores de Delicias, Chih.... yo lo acompañaba a “ranchear” y me iba en la parte de atrás de la carcachita. Rodeado de frutas y legumbres me preparaba yo mismo mis lonches (así nombramos por acá a las tortas en pan blanco) de unos aguacates riquísimos, con aritos de cebolla y tomate guaje o bule (saladet)... no faltaba en que tiendita comprara sal y un refresco y ¡mmmh!, ¿quién te pegó, si no fui yo? ¿Qué les digo?: no faltaba de postre  -para rellenar un huequito en la panza-  algún platanito, o manzana, o quizá un par de ciruelas color rojo intenso, casi negras y que al morderlas te llevaba a la gloria aquella mielecilla color sangre ... Al ronroneo de la carcachita, solo restaba disfrutar el momento - dormitando en mis ensueños - disfrutando de los aromas cálidos del campo, de sus ruidos y sus silencios, de su flora y de su fauna; de aquellos bellos paisajes que hubieran embrujado a Velasco si se hubiera dado una vuelta por estos cantones... ¡la vida era hermosa! Ya en mi adolescencia y viviendo en Chihuahua, mi padre seguía con su negocio ya establecido (yo, como siempre, seguía siendo su secre oficial) y era una delicia ordenar en los restaurancitos, de la plaza de abastos, unas tortas de frijoles refritos revueltos con huevo y que acompañadas con mordiscos a los chiles güeritos frescos – pepenados del huacal - eran viandas de reyes para Miguelito, jajaja... ¡Bellos recuerdos!... Hoy, ¡primero Dios!, la vida es  igual de hermosa, si así la queremos mirar,  ...  Ya voy por mis Budweisers, se me antojaron, ¡no se porqué! - (me entraron basuritas en los ojos). ¡Salud!

Enrique Arteaga Sustaita