Otra bella tradición mexicana son "Las Calaveritas" (Calaveras Literarias) que no son otra cosa que versos jocosos en rima que se acostumbra hacer para los días previos a la celebración de la fiesta de "Los fieles difuntos" (1 y 2 de noviembre). Están dedicados a los muy vivos: el amigo, el pariente, el compañero de trabajo, el compañero de escuela, el jefe, el político, el artista etc., etc., etc. Todo el asunto estriba en provocar la risa del lector a costillas del personaje aludido, con temas relacionados con la muerte; Se publican en: desde una hojita pegada a la entrada del salón de clases o al centro de trabajo, hasta en los medios impresos como los periódicos u otros como la radio y la televisión. Aquí les muestro un ejemplo con esta calaverita que hice dedicada a mi linda tierra: Chihuahua. Fondo musical: "Mi casita de paja" de Víctor Cordero Aurrecoechea y "Así es mi tierra" de Ignacio Fernández Esperón, Tata Nacho. Enrique Arteaga Sustaita.
Amigos, este poema sí me quebró el corazón, sobre todo conociendo su génesis y esta sensible interpretación de Joan Manuel Serrat con música de Alberto Cortez.
Enrique Arteaga Sustaita.
“Estando Miguel Hernández en la cárcel, recibió una carta de su mujer en la que le decía que en casa no había para comer más que cebolla y pan, y la amargura de aquella mujer, y su angustia, era que tenía que amamantar a un niño de muy pocos meses, la respuesta de Miguel Hernández fue uno de los poemas más hermosos y trágicos que uno pueda echarse a los ojos jamás”
En una calurosa tarde de verano, nos encontrábamos en la sala de mi casa, mi amigo “El Cara de Palo” y yo, platicando de todo y de nada en particular. Cosa rara, de repente nos asalta la idea de ir a comprar unas cervezas, ¡ya ven que éstas no se llevan bien con la plática! (???) — ¡Qué importa! -dijimos al unísono- de cualquier manera vamos por ellas a “El Aguaje”. A mi amigo El Cara de Palo y a mi nos gusta una marca de cerveza que viene embotellada en recipientes de tamaño familiar, esas que en México conocemos como tamaño caguama y que ya por abreviar las nombramos simplemente “Caguamas”. Bueno, coloqué unos cuantos envases vacíos en una bolsa, ya que los recipientes son retornables y se los pasé al Cara de Palo con la advertencia de que se cuidara, que no lo fuera a ver “El Huelemoles” (otro amigo y vecino) so pena de que viéramos notoriamente mermada nuestra dotación “per cápita” del vital líquido. El Cara de Palo se adelantó dos o tres pasos mientras yo cerraba la puerta de la casa y como es tan distraído de nada le sirvió la advertencia que le hice momentos antes pero yo sí alcancé a ver a lo lejos al “Huelemoles”, quien cual perro de caza ya había olfateado a su presa. —“¡Aguas!” -casi le grito al Cara de Palo- ¡Allá viene el Huelemoles! En un acto reflejo rapidísimo, como si la vida le fuere en ello, el Cara de Palo hizo un movimiento brusco tratando de esconder la bolsa de los envases. Ilusos de nosotros que este acto reflejo fuera a pasar inadvertido para la vista aguileña del Huelemoles. Total que nos regresamos los tres pasos y a través de la puerta entreabierta espiamos al Huelemoles. Salimos cuando estuvimos completamente seguros que el Huelemoles ya no podría vernos, ya que pasó de largo; subimos al auto y en menos de lo que les platico ya veníamos de regreso con nuestra preciosa carga.
En el transcurso, platicábamos mi amigo y yo cómo El Huelemoles casi nos cae en la maroma y muertos de risa comentábamos como lo habíamos burlado, pero…
Instantes antes de tocar el timbre de la casa todavía volteo a ver a lo largo de la calle si no se aparece el Huelemoles cuando se abre la puerta y nos recibe nada menos que… ¡¡¡El Huelemoles!!! ¡Casi me caigo para atrás y tiro las cervezas por la sorpresa! ¡Esto estuvo... de película!
Yo me supongo, porque no quise averiguar más, que el Huelemoles fue y dio la vuelta a la manzana en tanto nosotros andábamos por las cervezas, tocó la puerta y preguntó por mí (plan con maña) —Pásele -le dijo mi esposa libre de malicia- espérelo, no tardan, fueron él y su amigo a comprar unas cervezas.
Bueno amigos, nos hemos reído tanto mi amigo El Cara de Palo y yo, que ya ni se nos hizo gravoso compartir nuestras cervezas con el Huelemoles, ¡Un amigo que llegó de pura casualidad! ¡jajaja!... ¡Qué padre es la vida! (Qué bonita).
¡Salud!
Enrique Arteaga Sustaita.
DISTANCIA
Milonga
Letra y Música de
Alberto Cortez
Viento, campos y caminos… distancia,
qué cantidad de recuerdos
de infancia, amores y amigos… distancia,
que se han quedado tan lejos.
Entre las calles amigas… distancia
del viejo y querido pueblo
donde se abrieron mis ojos… distancia,
donde jugué de pequeño.
Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
Donde la Pampa se estira
pa’ intentar llegar al cielo
y arrebatarle la lluvia
que tanto espera el labriego.
Donde el arado es amigo
del campesino y el viento,
del gorrión y del chimango,
del chingolo y del hornero
Allí viví la alegría… distancia
de aquel primer sentimiento
que se ha quedado dormida… distancia
entre la niebla del tiempo.
Primer amor de mi vida… distancia,
que no pasó del intento;
primer poema del alma… distancia,
que se ha quedado en silencio.
Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
Allí se quedó el vasquito
en los andenes del verso,
bebiendo a Pablo Neruda
bebiendo a César Vallejo.
¡Ah, cuantas noches de estrellas
se me han quedao en el pecho!
¡Cómo tiran los recuerdos
pa’que los viva de nuevo!
¿Dónde estarán los amigos… distancia,
que compartieron mis juegos?
¡Quién sabe dónde se han ido… distancia,
lo que habrá sido de ellos!
Regresaré a mis estrellas… distancia,
les contaré mi secreto:
que sigo amando a mi tierra… distancia,
cuando me marcho muy lejos.
Un corazón sin distancia quisiera
para volver a mi pueblo.
Amigos todos: Un día de estos, hace alrededor de unos dos meses, puse el disco de La Estudiantina del año 1969 en mi computadora mientras hacía otras cosas; se sumerge uno en otras cuestiones que ni atención presta a la música pero algo llamó poderosamente mi atención. Para pasar a lo que sigue les tengo que comentar primero que me gusta mucho la "Música Francesa" tocada en el acordeón. Bueno pues al escuchar el track en turno en mi computadora me dije: “esta cancioncita tiene un aire parisino” y me ví, otra vez, paseando por Aveneu des Champs- Élysées (la plus belle avenue du monde) y también caminando por la rivera del Sena, las notas de la melodía me transportaron en el tiempo y la distancia y me vi, de nuevo, navegando en el Sena en un bateaux mouche.
La canción a la que me refiero es Tonadita de, fíjense como lo nombro: Don Agustín Lara. Bueno pues ya escuchando con más atención llegué a una conclusión y es la que les comento: Yo creo que no hemos dado el suficiente crédito a Don Carlos Pérez Márquez, magnífico músico chihuahuense, pero más que eso: ¡excelente arreglista!
Ya con un ánimo más crítico, me puse a escuchar con detenimiento este bello arreglo y aunque carezco de autoridad en la materia, hablo por las sensaciones que me provoca. La obertura de la obra es un pasaje lleno de dramatismo donde el autor del arreglo juega con las voces del acordeón y las mandolinas, pero también con los niveles de audio, creando matices con ellos en una especie de onda sinusoidal y dejando el final de este pasaje en un acorde irresoluto dando pie para el pasaje siguiente, del cual el oyente no tiene idea de lo que está por venir.
Cuando empieza la intervención del vocalista (Pifas), lo hace en un ambiente de solemnidad; aquí el autor utiliza las notas del bajo, ejecutado a manera de chelo, la propia voz del vocalista y los coros del resto de los cantantes para hacer las armonías perfectas; de por sí, el vocalista y el bajo ya están cantando a voces, el coro ya está cantando a voces, entonces, la totalidad del grupo está haciendo lo que sería un “acorde de acordes”. La transición de este segundo pasaje al siguiente lo hace de manera muy natural haciendo un tanto difícil lograr identificar, con exactitud, en donde termina uno y empieza el otro y ya de plano, sin saber como, nos encontramos en París en un ambiente, digamos, “un tanto bohemio”.
Es aquí donde empieza mi evocación: Me veo con mi amada degustando el excelente vino francés, después de una opípara cena, en algún lugarcito del París viejo donde a nuestro lado conviven las Brigittes, las Catherines, las Mirelles y donde convergen tantos y tantos artistas y la élite de la intelectualidad de todo el mundo, atraídos por la magia de tan hermoso lugar. En mi mente se mezclan las notas de la Tonadita con las de La vie en rose, cantada por Edith Piaf y de Que C ést triste Venise, interpretada por Charles Aznavour que llegan a mis oídos desde no sé donde.
En el siguiente pasaje seguimos en París pero, con un sentimiento más jovial, ya no tan bohemio, de alegría juvenil por la vida misma, diría yo. Por ahí del minuto 2:00 la melodía ya va en ascenso, preparándose para el gran final -¡excelso!- al que llega después de una serie de variaciones -a lo largo de la canción- en el ritmo, la métrica y la tonalidad. El final final, el autor del arreglo lo firma con dos notas, como al desdén, sabiéndose suficiente, como si dijera onomatopéyicamente: ¡ahí está!
Con gran sorpresa descubro que en la letra aparece la palabra París y me imagino a Don Carlos Pérez Márquez inspirándose en esa única palabra para diseñar este magnífico arreglo, ¡Fíjense como en dos minutos y doce segundos que dura la canción, Don Carlos nos hace viajar por diferentes estados de ánimo!
Hay una anécdota que platica el Profesor Salvador Pérez Márquez en donde dice que Agustín Lara nos escuchó cantar su canción Granada y que lo felicitó al haber quedado muy impresionado por la interpretación y los arreglos. Yo digo que si acaso escuchó también La Tonadita necesariamente se le tuvieron que caer los calzones por la emoción de ver vestida su canción con este hermoso atuendo diseñado por Don Carlos Pérez Márquez.
¡Mis respetos para este equipo de hermanos!, sin olvidar a José con el que se completa la trilogía de “Músicos orgullo de Chihuahua”.
Para los que piensen que me excedí, y vaya que yo respeto mucho a Agustín Lara por ser uno de mis ídolos, aquí les mando el enlace de la versión original y también les mando otro enlace de la versión de Amparo Montes, para que ustedes hagan un comparativo y puedan apreciar con más elementos la calidad del arreglo de Don Carlos.
No está a discusión la canción ni el arreglo original "Per se", porque como toda creación no se le puede arrebatar su situación de privilegio por su originalidad.
¡Ah!...se me olvidaba...¡Nunca he estado en París!, excepto en sueños ¡jajaja!
Saludos.
Enrique Arteaga Sustaita.
Ya se van a cumplir 10 años, fue a principios de 2001 cuando empecé a sentirme mal de una misteriosa enfermedad que me impedía ingerir alimentos, claro que acudí al médico y en medio de análisis, tratamientos, etc. los días pasaban. El punto es que en un lapso de muy poquito tiempo perdí muchos kilos de peso, al grado de que yo mismo me sorprendí de la fragilidad de la vida y como en ese lapso de tiempo tan pequeño, lo más preciado que tiene el ser humano, la vida, se me estaba escurriendo de las manos. ¡Cómo, en un lapso de dos, tres meses, se puede envejecer años!
Un buen día me vi al espejo y vi que estaba a unos cuantos pasos de la tumba, en ese instante decidí luchar por mi vida. Empecé de nuevo a ingerir alimentos, literalmente, como un bebé.
En ese tránsito de aconteceres me encontraba y sin embargo yo trataba de seguir con mis actividades “normales” y un buen día, un día especial que Dios escogió para darme una lección, me encontraba en el automóvil, en el estacionamiento de las oficinas en donde se paga el consumo del agua, esperando a que mi esposa saliera cuando vi venir a mi amigo Camilo en la dirección en que yo me encontraba. Conociéndolo -de carácter burlón incisivo-, pensé:
“¡Híjole, ahí viene Camilo y ahorita me va a acabar! Ya lo escuchaba diciendo: ¡Qué pasó #*/brón!, ¿te saliste de la tumba o qué #*/gaos?” O bien “¡Hey, el panteón está para aquel rumbo!”. Amigos…, decidí huir de él y me deslicé hacia abajo del asiento de manera que no me viera, cuando lo sentí pasar a mi lado e irse de largo me incorporé y por el espejo retrovisor lo vi que entraba a las oficinas en donde se encontraba mi esposa y pensé: Ya valió #*/dre el asunto, porque ahorita van a salir juntos y de nada habrá servido que me le haya escondido. No sucedió así, salió mi esposa y me dijo que había visto a Camilo y que le había preguntado por mí. A la vez me pregunta: ─ ¿Tú no lo viste? ─ Sí - le contesto-, pero él a mí no.
Pasaron poquitos días, como una semana, cuando mi cuñado me dice: ─ A que no sabes quién murió. ─ No, ¿quién?....─ Camilo.
Amigos…, me dio mucha vergüenza haber sido tan cobarde y haber huido de él, su repentina muerte me hizo comprender que había yo procedido mal y pedí perdón a Dios y a Camilo, aunque tardíamente, por mi proceder, porque por poquita o mucha estimación que me hubiera tenido, seguramente al descubrir que me le andaba escondiendo, lo hubiera defraudado como amigo y hubiera caído, ante sus ojos, como un ídolo de barro. A partir de ese momento, amé más la vida, amé más a Dios, agradecido por la nueva oportunidad de vida que a mí me daba, amé más a mis amigos -con sus defectos y virtudes- y la gran lección que aprendo yo de este suceso es: primero, la necesidad no solo de revalorar el concepto de amistad desde su más pura esencia sino también llevarlo a la práctica y enseguida: que uno debe ser digno ante cualquier circunstancia, ante cualquier eventualidad que la vida misma te imponga. Debe uno levantar la frente, ¡Digno a los ojos de Dios!, cualquiera que sea nuestra apariencia por algún defecto que tengamos, innato o adquirido, así fuera nuestra condición el estar, por cualquier circunstancia, ¡hechos unos guiñapos!
Enrique Arteaga Sustaita
Mi vecino, El Cara de Palo, esbozó una sonrisita burlona cuando conversando le dije que en el teatro había magia. Obviamente que el apodo no le quedó, porque si es capaz de manifestar una burla con su rostro, ¡entonces ni tan cara de palo! ; Yo creo que tendré que cambiarle de apodo y estoy pensando que le quedaría mejor el de La Roca, por obvias razones.
Consideré entonces innecesario seguir con el tema, decirle que no es la magia que él piensa cuando me pregunta si me refiero a los magos. Yo ya no lo escucho, mi mente empieza a divagar y veo al mago mover rítmicamente su varita mágica dentro de su chistera y veo saltar al conejo. Sigo divagando y veo entonces al mago espectacular serruchar a la bella modelo a la que previamente hizo meter en un cajón. No, estos personajes son profesionales del engaño, burlan nuestros sentidos vendiéndonos una ilusión, ¡no!, definitivamente aquí no existe la magia.
La magia a la que me refiero realmente existe, aunque es intangible. Si lo vemos desde un punto de vista romántico es entrar, involuntariamente (¿¿??), a un mundo “mágico”.
El mundo irreal representado por los actores nos abre una puerta que nos lleva al espacio virtual de lo representado, haciéndonos capaces de vivir realmente el fenómeno del teatro. Es tener toda una vivencia con todas las sensaciones que ello conlleva; nuestra mente ha sido encantada, (ha caído en un encantamiento), sin necesidad de pases mágicos dados por algún ser fabuloso, y reímos, sufrimos y lloramos porque nuestra mente está en otro mundo, aun cuando nuestro cuerpo está, digamos, como en stand by, sentado en una butaca.
Físicamente, este encantamiento al que me refiero, dicho de una manera fácil, (por lo difícil que es), no es otra cosa que nuestra mente se encuentra navegando en los umbrales del consciente y el inconsciente. Un fenómeno similar ocurre cuando hablamos por teléfono y “ocupamos” todos nuestros sentidos en la conversación, dejando, por así decirlo, abandonado nuestro cuerpo, dejándolo a la deriva; es por esta razón que es peligroso hablar por teléfono y conducir un auto a la vez.
Claro que en el mundo de la realidad la mente consciente es la que toma el mando de nuestra conducta y por más que estemos en el teatro, conduzcamos un automóvil a la vez que hablamos por teléfono o alguien quiera hipnotizarnos (otro fenómeno similar), si nosotros no damos permiso a nuestra mente, entonces el fenómeno no sucederá, pero entonces también seremos inconmovibles, insensibles, ¡duros!, como La Roca, el cara de palo.
Enrique Arteaga Sustaita.
TEATRO EN CASA
LA PASTORELA MEXICANA Es una muestra de tantas y tan bellas tradiciones que tiene mi querida tierra. La pastorela es una representación teatral (en prosa o en verso) que bien puede ser seria y formal, hasta cómica y pícara, predominando esta última; Cualquier foro es bueno para representarla (en temporada navideña), desde la propia casa hasta el más elegante teatro y trata de las vicisitudes de los pastores por ir a adorar al niño Dios y las trabas que les pone el diablo para impedirlo.