TARJETAS DEL DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD PARA ENVIAR POR EMAIL
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Enrique Arteaga Sustaita.
PARA LOS ENAMORADOS
El Colibrí
Despierta Paloma
Coincidir
PARA LOS AMIGOS
Coincidir
Amigos de Vinicius de Moraes
Coincidir (Reflexión)
TARJETITA PARA IDENTIFICACIÓN DE REGALOS
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En una calurosa tarde de verano, nos encontrábamos en la sala de mi casa, mi amigo “El Cara de Palo” y yo, platicando de todo y de nada en particular. Cosa rara, de repente nos asalta la idea de ir a comprar unas cervezas, ¡ya ven que éstas no se llevan bien con la plática! (???) — ¡Qué importa! -dijimos al unísono- de cualquier manera vamos por ellas a “El Aguaje”. A mi amigo El Cara de Palo y a mi nos gusta una marca de cerveza que viene embotellada en recipientes de tamaño familiar, esas que en México conocemos como tamaño caguama y que ya por abreviar las nombramos simplemente “Caguamas”. Bueno, coloqué unos cuantos envases vacíos en una bolsa, ya que los recipientes son retornables y se los pasé al Cara de Palo con la advertencia de que se cuidara, que no lo fuera a ver “El Huelemoles” (otro amigo y vecino) so pena de que viéramos notoriamente mermada nuestra dotación “per cápita” del vital líquido. El Cara de Palo se adelantó dos o tres pasos mientras yo cerraba la puerta de la casa y como es tan distraído de nada le sirvió la advertencia que le hice momentos antes pero yo sí alcancé a ver a lo lejos al “Huelemoles”, quien cual perro de caza ya había olfateado a su presa. —“¡Aguas!” -casi le grito al Cara de Palo- ¡Allá viene el Huelemoles! En un acto reflejo rapidísimo, como si la vida le fuere en ello, el Cara de Palo hizo un movimiento brusco tratando de esconder la bolsa de los envases. Ilusos de nosotros que este acto reflejo fuera a pasar inadvertido para la vista aguileña del Huelemoles. Total que nos regresamos los tres pasos y a través de la puerta entreabierta espiamos al Huelemoles. Salimos cuando estuvimos completamente seguros que el Huelemoles ya no podría vernos, ya que pasó de largo; subimos al auto y en menos de lo que les platico ya veníamos de regreso con nuestra preciosa carga.
En el transcurso, platicábamos mi amigo y yo cómo El Huelemoles casi nos cae en la maroma y muertos de risa comentábamos como lo habíamos burlado, pero…
Instantes antes de tocar el timbre de la casa todavía volteo a ver a lo largo de la calle si no se aparece el Huelemoles cuando se abre la puerta y nos recibe nada menos que… ¡¡¡El Huelemoles!!! ¡Casi me caigo para atrás y tiro las cervezas por la sorpresa! ¡Esto estuvo... de película!
Yo me supongo, porque no quise averiguar más, que el Huelemoles fue y dio la vuelta a la manzana en tanto nosotros andábamos por las cervezas, tocó la puerta y preguntó por mí (plan con maña) —Pásele -le dijo mi esposa libre de malicia- espérelo, no tardan, fueron él y su amigo a comprar unas cervezas.
Bueno amigos, nos hemos reído tanto mi amigo El Cara de Palo y yo, que ya ni se nos hizo gravoso compartir nuestras cervezas con el Huelemoles, ¡Un amigo que llegó de pura casualidad! ¡jajaja!... ¡Qué padre es la vida! (Qué bonita).
¡Salud!
Enrique Arteaga Sustaita.
DISTANCIA
Milonga
Letra y Música de
Alberto Cortez
Viento, campos y caminos… distancia,
qué cantidad de recuerdos
de infancia, amores y amigos… distancia,
que se han quedado tan lejos.
Entre las calles amigas… distancia
del viejo y querido pueblo
donde se abrieron mis ojos… distancia,
donde jugué de pequeño.
Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
Donde la Pampa se estira
pa’ intentar llegar al cielo
y arrebatarle la lluvia
que tanto espera el labriego.
Donde el arado es amigo
del campesino y el viento,
del gorrión y del chimango,
del chingolo y del hornero
Allí viví la alegría… distancia
de aquel primer sentimiento
que se ha quedado dormida… distancia
entre la niebla del tiempo.
Primer amor de mi vida… distancia,
que no pasó del intento;
primer poema del alma… distancia,
que se ha quedado en silencio.
Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
Allí se quedó el vasquito
en los andenes del verso,
bebiendo a Pablo Neruda
bebiendo a César Vallejo.
¡Ah, cuantas noches de estrellas
se me han quedao en el pecho!
¡Cómo tiran los recuerdos
pa’que los viva de nuevo!
¿Dónde estarán los amigos… distancia,
que compartieron mis juegos?
¡Quién sabe dónde se han ido… distancia,
lo que habrá sido de ellos!
Regresaré a mis estrellas… distancia,
les contaré mi secreto:
que sigo amando a mi tierra… distancia,
cuando me marcho muy lejos.
Un corazón sin distancia quisiera
para volver a mi pueblo.
Ya se van a cumplir 10 años, fue a principios de 2001 cuando empecé a sentirme mal de una misteriosa enfermedad que me impedía ingerir alimentos, claro que acudí al médico y en medio de análisis, tratamientos, etc. los días pasaban. El punto es que en un lapso de muy poquito tiempo perdí muchos kilos de peso, al grado de que yo mismo me sorprendí de la fragilidad de la vida y como en ese lapso de tiempo tan pequeño, lo más preciado que tiene el ser humano, la vida, se me estaba escurriendo de las manos. ¡Cómo, en un lapso de dos, tres meses, se puede envejecer años!
Un buen día me vi al espejo y vi que estaba a unos cuantos pasos de la tumba, en ese instante decidí luchar por mi vida. Empecé de nuevo a ingerir alimentos, literalmente, como un bebé.
En ese tránsito de aconteceres me encontraba y sin embargo yo trataba de seguir con mis actividades “normales” y un buen día, un día especial que Dios escogió para darme una lección, me encontraba en el automóvil, en el estacionamiento de las oficinas en donde se paga el consumo del agua, esperando a que mi esposa saliera cuando vi venir a mi amigo Camilo en la dirección en que yo me encontraba. Conociéndolo -de carácter burlón incisivo-, pensé:
“¡Híjole, ahí viene Camilo y ahorita me va a acabar! Ya lo escuchaba diciendo: ¡Qué pasó #*/brón!, ¿te saliste de la tumba o qué #*/gaos?” O bien “¡Hey, el panteón está para aquel rumbo!”. Amigos…, decidí huir de él y me deslicé hacia abajo del asiento de manera que no me viera, cuando lo sentí pasar a mi lado e irse de largo me incorporé y por el espejo retrovisor lo vi que entraba a las oficinas en donde se encontraba mi esposa y pensé: Ya valió #*/dre el asunto, porque ahorita van a salir juntos y de nada habrá servido que me le haya escondido. No sucedió así, salió mi esposa y me dijo que había visto a Camilo y que le había preguntado por mí. A la vez me pregunta: ─ ¿Tú no lo viste? ─ Sí - le contesto-, pero él a mí no.
Pasaron poquitos días, como una semana, cuando mi cuñado me dice: ─ A que no sabes quién murió. ─ No, ¿quién?....─ Camilo.
Amigos…, me dio mucha vergüenza haber sido tan cobarde y haber huido de él, su repentina muerte me hizo comprender que había yo procedido mal y pedí perdón a Dios y a Camilo, aunque tardíamente, por mi proceder, porque por poquita o mucha estimación que me hubiera tenido, seguramente al descubrir que me le andaba escondiendo, lo hubiera defraudado como amigo y hubiera caído, ante sus ojos, como un ídolo de barro. A partir de ese momento, amé más la vida, amé más a Dios, agradecido por la nueva oportunidad de vida que a mí me daba, amé más a mis amigos -con sus defectos y virtudes- y la gran lección que aprendo yo de este suceso es: primero, la necesidad no solo de revalorar el concepto de amistad desde su más pura esencia sino también llevarlo a la práctica y enseguida: que uno debe ser digno ante cualquier circunstancia, ante cualquier eventualidad que la vida misma te imponga. Debe uno levantar la frente, ¡Digno a los ojos de Dios!, cualquiera que sea nuestra apariencia por algún defecto que tengamos, innato o adquirido, así fuera nuestra condición el estar, por cualquier circunstancia, ¡hechos unos guiñapos!
Enrique Arteaga Sustaita
La temática de esta hermosa canción es una visión cosmogónica del amor, no solo entre dos seres que se aman y coinciden en un instante de los tiempos y espacios del universo, pero, también, igual de válida en la coincidencia nuestra con los seres que más amamos. El autor de esta tan bella canción siente temor de tan solo imaginar la vastedad de tiempo y espacio del universo. Para situarnos, veamos algunos datos: La humanidad (aproximadamente 6500 millones de seres coincidentes nuestros), habitantes y pasajeros de esta nave sideral que es la tierra (de una edad aprox., de 5000 millones de años), viajamos alrededor del sol a una velocidad aproximada de 107 000 Km./ hora, mientras, nuestra nave gira sobre sí misma a una velocidad aproximada de 1 600 km./ hora. Hay más: Nuestro sistema solar gira alrededor del centro de nuestra galaxia a una velocidad de 901 000 Km./ hora. ¡Esperen!: Las galaxias también viajan (“Teoría del Big Bang”) a una velocidad que ya no quiero saber, ¿hacia dónde?... ¿quién lo sabe?... ¡AY MAMÁ, TENGO MELLO!....¡ja, ja, ja!
Coincidir con otras almas afines a la nuestra en la vastedad de tiempo y espacio del universo solo será trascendente si vinculamos el hecho con nuestro amor a ellas y a la decisión común de VIAJAR JUNTOS POR LAS ESTRELLAS.
Enrique Arteaga Sustaita.
A propósito del día de la amistad te quiero dedicar estas palabras y lo hago por este medio para que los jóvenes se enteren que la amistad no es un cuento.
Este año, si Dios nos presta vida, cumpliremos 60 años de edad (ya llovió) y más de 50 años de que somos amigos. Nos conocimos en la escuela primaria y para mí fue una sorpresa enterarme que el niño, mi compañero de banca, era el mismo al que le había caído en plena cabezota, poquitos días antes, el palo mayor de la carpa de los animales del circo que por esos días visitaba el poblado (Camargo amargo, pero “engreidor”). Para poder hacerte el Tru- Trú te pelaron a rape y de ahí que en la escuela te bautizáramos con el apodo de El Pelón.
Una anécdota que recuerdo muy bien es el regaño de tu hermano Rogelio por el hecho de que siempre te mantenías colgado de mi cuello (tú eras más bajito) y enojado nos decía que siempre andábamos mancornados (supongo que como los bueyes), ¡Déjalo! ha de haber estado celoso. También recuerdo aquellas gallinas pequeñitas que tenía tu mamá a las que les nombraban alequines y aquel “radiotote” que tenía tu papá y que sintonizaba estaciones de todo el mundo.
Muy pequeñito, ante la ausencia de tu papá, tuviste que trabajar y hacerte cargo de tu familia pues eres el mayor de los hermanos, por eso, estoy seguro, Dios te tiene reservado un lugar especial.
Dicen que a los amigos se les quiere más que a los hermanos porque a los amigos uno los escoge y los hermanos Dios simplemente nos los envía, bueno, en mi caso yo no tuve la disyuntiva de tener que escoger entre ambos cariños pues en el año 1970 ya viviendo ambos aquí en Chihuahua, donaste sangre para mi padre que estaba muy enfermo; díganme los que me leen ¿cómo pago yo este gesto? Mi padre murió a los pocos días, Dios lo tenga en la gloria, pero desde ese momento nos convertimos, tú y yo, en hermanos de sangre.
Hoy el que está enfermo eres tú pero te quiero pedir otro favor: No te me vayas a pelar de casquete corto y yo por mi parte te prometo seguir aferrándome a la misma tablita: ¡La hermosa vida!